Como si viajaran por los rieles imaginarios del tiempo, en la tarde de este martes recalaron en la ex Estación San Martín 20 autos antiguos. Se trata de las joyas automotrices que aún siguen presentes en la memoria colectiva y forman parte de la exposición "70 años de IAME: Cuna de la Industria Automotriz Argentina".
Además, hubo una conferencia a cargo del profesor Federico Caballero que contó con la participación de la Asociación Civil Amigos de Automóviles Antiguos de San Juan y el grupo Locura a Escala San Juan, donde se realizó un recorrido histórico y cultural abordando aspectos clave de estas máquinas que marcaron una verdadera revolución industrial en Argentina.
Los más curiosos y los aficionados pudieron apreciar réplicas a escala de diferentes modelos de Rastrojero, de aviones a reactor, los Pulqui 1 y 2; las motos Puma y un Torino IKA (Industrias Kaiser Argentina) con finos detalles. Además, en el playón de estacionamiento del Teatro del Bicentenario pudieron lucirse la colección sanjuanina de diez autos y tres motos muy bien conservadas. Desde un Rastrojero modelo ´66 hasta la clásica motocicleta Pumita; también modelos internacionales como el clásico Ford A, un Rugby, el Renault Gordini y otros de estilo americano.
Historia
La importancia simbólica del Rastrojero responde a la visión de un país de alto desarrollo industrial, que se originó en la década de 1950. Todo se gestó a partir del Segundo Plan Quinquenal del gobierno de Perón, en el cual se buscaba impulsar la industria metalmecánica y la industria pesada. En el primero se comenzó con heladeras, lavarropas, radios y electrodomésticos. En el segundo se sustituyeron importaciones para fabricar autos, tractores, camiones y barcos. Caballero explicó cómo nació la leyenda de este noble utilitario desde las instalaciones de IAME, creada el 28 de marzo de 1952 en Córdoba.
El entonces presidente, se reunió con empresarios de las grandes automotrices como General Motors, Ford y Chrysler y les pidió que se radiquen en el país a fabricar los autos, porque eran muy caros y se perdía mucho dinero con las importaciones. La demanda era muy alta y lo que se producía no alcanzaba para cubrirlo. Ante la negativa de los empresarios, el director del Instituto Aerotécnico de la Fábrica Militar de Aviación (funcionaba desde 1927), el brigadier Juan Ignacio San Martín, le propuso disponer de tecnología y recursos propios e instalar en Córdoba el complejo industrial. Se empezaron a hacer autos, motos, motores a reacción, motores para lanchas y tractores", contó el docente en historia.
De ahí, surgieron la moto Puma, el tractor Pampa y el renombrado Rastrojero, que fueron una hazaña y una solución para trabajadores, no sólo de Capital Federal, sino también de las provincias, entre ellas San Juan. Resultaron muy accesibles para adquirirlos, con precios económicos y planes de pago a largo plazo. Además, generó un movimiento importante para el desarrollo de otros servicios, salieron modelos con doble cabina, rural, furgón, minibús y ambulancia; contaban con una fácil reparación, repuestos baratos y, como dijo Caballero, "eran muy fieles" para maniobrar en condiciones difíciles. El éxito comercial fue rotundo, porque hasta el año 1980 se vendieron 125 mil unidades en total, rodados que hoy en día se pueden ver circular por las calles y caminos.
Después del derrocamiento de Perón, en 1955, IAME pasó a llamarse Dinfia (Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas) y finalmente IME (Industrias Mecánicas del Estado). Durante la Dictadura Cívico-Militar de 1976, el ministro de economía Martínez de Hoz cerró definitivamente la empresa.
El recuerdo de estas revoluciones, maquinarias e invenciones sigue firme en la comunidad, en nuestro país y en todas aquellas asociaciones y grupos que decidan reflotar la historia de la Industria automotriz argentina, que avanza desde entonces, como hace 70 años atrás.